Fuen Viudes: «Bromeo con la línea de tocados para caballero, es utópico. Sí me gustaría hacer una línea de diario para hombre»

Nacida en 1982, Fuen Viudes tomó las riendas de su vida hace cuatro años y cambió una brillante carrera en Publicidad por la sombrerería. Esta joven mujer de mirada dulce y faz risueña apareció en Saint Martins, la mejor escuela de Moda del mundo, para ceñir las sienes de las murcianas con prendas femeninas y elegantes en extremo.

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¿Cómo decides pasar del mundo de la publicidad, en el que llevabas casi diez años, a la sombrerería?

Siempre me ha gustado la Moda y la confección, me gustaba coser y hacer complementos, pero como hobby nada más. Pero un día me invitaron a una boda, cuando en Murcia todavía no se llevaba tocado, porque aquí es algo reciente, de esto que ves en el Hola, en Madrid, Sevilla y ya no te digo nada en Inglaterra. Y el complemento tocado me parecía ideal, lo había visto en fotos antiguas de mi familia. Mi abuela, mis tías, todas llevaban tocados en las bodas, y yo me decía “¡qué elegante, qué ideal y que pena que no se lleve!”. Decidí hacerme uno como pude, sabía coser, pero no la técnica de la sombrerería. Fui la única invitada que vestía tocado en esa boda y mis amigas empezaron a encargarme para ellas, todo empezó como un juego. A todo esto seguía trabajando en publicidad. Los encargos se fueron ampliando a amigas de mis amigas, fue todo muy rodado. Y me animaron a formarme y a probar en este oficio.
Así fue mi decisión, me lié la manta a la cabeza, lo dejé todo y me fui a Madrid a estudiar Diseño de Tocados y más adelante estuve estudiando sombrerería en Londres.

Tu etapa en Madrid con Susana García de Devota & Lomba, ¿cómo fue esta primera toma de contacto con una profesional de la sombrerería?

Fue tan bonito…  Dejé un trabajo seguro en publicidad, y me lié la manta a la cabeza, era esa sensación de euforia, de hacer algo apasionante, pero al mismo tiempo preguntarme si estaba haciendo lo correcto. Pero como disfruto mucho con este tipo de trabajos creativos, plásticos, al final descubrí un oficio. Porque detrás del diseño de tocados hay un oficio con una técnica que siempre recomiendo que se aprenda si uno quiere dedicarse a esto. Claro, lo que parecía tan fácil de hacer tiene mucho detrás.
Cuando llamé a Susana García no sabía que era la sombrerera de Devota & Lomba, y además es la directora de una escuela de diseño. Y lo típico que un día te metes en Google y al azar por fechas te cuadra un curso y te plantas allí, sin saber muy bien dónde me había metido. Depués Susana me dijo que trabajaba con esta firma, además, fue muy amable, porque tenía unos cursos cerrados y le expuse que vivía en Murcia, entonces me hizo un curso para mí. Estuvo unas semanas intensivas conmigo, lo cual era un gustazo, porque eran clases particulares de diseño de tocados.

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Después apuntas alto y te vas a la mejor escuela de moda, Central Saint Martins, en Londres, que no es una decisión simple. ¿Cómo te atreves a ir más allá de un curso en Madrid, aspirar a la mejor formación del mundo?

Cuando apuesto por algo voy a tope, cuando quiero hacer algo me gusta hacerlo bien. La formación es fundamental, si quieres dedicarte a algo tienes que saber hacerlo bien, conocer cómo es un oficio en el que detrás hay mucho trabajo. Y a día de hoy sigo haciendo cursos y especializándome en cosas porque esto es infinito: plumas, flores, tiaras, las diferentes técnicas de hacer hormas. Incluso, en ocasiones uno mismo acaba desarrollando una técnica.
La decisión de irme a Londres me costó poco tomarla, aunque económicamente lo pensé más, fue un placer. ¡Mi ciudad favorita del mundo mundial es Londres! –la cara de Fuensanta se ilumina al decirlo, es lo propio para una amante de la Moda- Me he escapado muchísimo a esta ciudad, he cogido vacaciones y permisos sin sueldo a pasar dos meses allí, siempre me ha fascinado. Estudiar en Londres es un sueño, y los sueños siempre hay que intentar cumplirlos.
El día que aparece esta murciana en Saint Martins, hablando inglés moderadamente bien, y viendo lo que tú comentabas: “allí nace la Moda”. Ves tanta gente y con tanto talento que te inspiras. Entre las instalaciones, los alumnos, los proyectos… Es una locura, Saint Martins tiene cuatro sedes, yo estaba en King Cross, una antigua fábrica, que es una pasada. Estábamos junto a una zona donde se impartía patronaje, la sala de sombrerería era un sueño hecho realidad, ¿tú sabes lo que es trabajar con hormas infinitas, con diseños espectaculares, antiguas, con la magia de no saber quién había trabajado con ellas… Mi profesora allí fue Judy Bentinck, una sombrerera muy conocida en Londres, una millinery, como dicen allí. Tiene un conocimiento de la técnica brutal, es alucinante.
En Saint Martins puedes hacer lo que quieras, es Moda y Diseño, hay cursos de fotografía, hay cursos más completos que duran años, otros de fin de semana, de varios meses. La oferta de las cuatro sedes es infinita. Puedes desde pintar acuarelas hasta las técnicas más novedosas del diseño para no quedarte obsoleto. En Moda puedes hacer patronaje, Historia de la Moda, sombrerería, diseño y complementos… ¡es alucnante! Te lo estoy contando y me está entrando una morriña de volver –dice Fuen entre risas-

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¿De dónde te viene la inspiración para hacer tus creaciones?, he visto que eres muy ecléctica, Jackie Kennedy, Rusia, el museo Guggenheim, María Antonieta…

Creo que tengo un estilo propio, pero hay muchas cosas que te inspiran en un día. Me defino por ser muy femenina en mis diseños, aunque el tocado lo es de por sí, y también la elegancia, aunque suene pretencioso decirlo. Mi tocado va destinado a un tipo de outfit que se puede denominar como elegante. Puedo ser transgresora en las hormas, como en el diseño zarina, que es mía, inspirada en la Rusia imperial; turbantes; hormas muy grandes; pero siempre con una estética hasta un poco retro. Mi mayor inspiración son las grandes divas de la moda, Audrey Hepburn, esas estrellas del cine que te hacen pensar ¡qué pena que se haya perdido esa elegancia en el día a día!

Al hilo de esto, ¿cuál es para ti la época dorada de la sombrerería?, aunque tengo pistas porque sé que la serie televisiva El tiempo entre costuras te ha gustado mucho…

Por estética y porque me identifico con esta etapa, me quedo con los años ’30 y ’40, me encanta la mujer de esa época, la moda, lo sofisticado que era todo. Hace unos días hablando con María José Puche, fotógrafa murciana, le gustó mucho una foto antigua de mi abuela. María José me contaba que antes, la gente tenía tres fotos buenas, ahora tenemos muchas, pero malas. Y pienso que con la moda pasa lo mismo. Quizás la gente tenía cinco trajes, no tenía más, pero eran hechos a medida, con una gran confección… Ahora tenemos un montón de ropa, el fastfood de la ropa, pero poco bueno.

Carmen Ramil, en la entrevista que nos concedió nos dijo “ahora se vomita moda”, con las colecciones cápsula… ¿qué opinas?

Es cierto, muy buena la frase de Carmen, muy amiga mía. Esta conversación la he mantenido con ella, porque ella ha trabajado a altos ritmos, y ahora se ha marcado el suyo propio, en el que cree. Pero ella ha trabajado en el mundo de la moda, con una velocidad caótica, y sabe lo que es tener que sacar colecciones con rapidez. Yo creo que la moda tiene que ser una cocción lenta.

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¿Tienes un sobrerero fetiche?, yo tengo uno muy conocido, pero creo que no muy comercial, porque critica a las grandes marcas. Es Philip Treacy, piensa que si puedes comprar el mismo modelo en dos ciudades diferentes se pierde la exclusividad.

Me encanta Treacy, de hecho uno de mis tocados tiene su nombre. Cuando entré en una de sus boutiques en Londres me volví loca, me los probé todos. Me encanta porque es un artesano, tiene su equipo. Hace los sombreros de la reina Isabel II de Inglaterra, los de Camila Parker, los de la Casa Real inglesa y poco más. Conocí en Saint Martins a una chica que estuvo haciendo unas prácticas con él, fíjate qué suerte, y decía que Treacy llega, te hace rápidamente un trazo y te deja que te las compongas. Debe ser complicado trabajar a este nivel. Pero hace magia visual con sus sombreros, a veces no sabes cómo sostiene una pluma, ¡es un ilusionista! Además, ha creado un género, un estilo, una escuela y sin perder el toque elegante que debe tener un tocado.
En cambio, Stephen Jones me gusta, pero juega demasiado y creo que no hay que perder el norte. Hay que hacer cosas ponibles, no sólo pasarelas.

¿Por qué has elegido para tu colección de primavera/verano de este año, que ya es la cuarta, la elegancia y feminidad en la danza clásica como inspiración?

Es uno de mis referentes, se trata de figuras muy femeninas, dulces, frágiles, pero al tiempo fuertes… Y la danza me ha gustado siempre, me da pena no haber bailado desde pequeña, pero mis padres, con muy buen criterio, nunca me llevaron. Habría sido frustrante, no se me daría nada bien. Asisto, siempre que puedo, a espectáculos de danza clásica porque me encantan y me emocionan. Siempre me ha llamado la atención el mundo de las bailarinas, su fragilidad y fortaleza, la disciplina, el esfuerzo físico…

¿Cómo has trasladado todo eso a las piezas de tu colección?

En muchas de las piezas he jugado con las plumas, intentando plasmar la sutileza, la fragilidad, el movimiento etéreo que consiguen con el tutú representado en la direccionalidad de las plumas, los tonos… Y no hago pasarela, hago una colección que se pueda poner, es por eso que he incluído los colores pastel; y en cuanto a los tejidos, he usado los tules que podemos ver en los nombrados tutús. Es mi pequeño homenaje a las bailarinas.

¿Qué nos puedes contar de tu colección de este año “Cuatro”, haciendo referencia a tu cuarto año como sombrerera?, usas desde guipur hasta neopreno, no sugiere homogeneidad.

Desde que comencé presento una colección al año, la de primavera/verano y hago pequeñas presentaciones, por ejemplo, para invierno hago una colección pequeñita de sombreros y tocados de fieltro o piel, puramente invernales. Cuando empieza el proceso creativo, sobre noviembre, no parto de una idea de homogeneidad o no. A final este año ha salido heterogénea con el denominador común estético de que es femenina y favorecedora. Me esfuerzo en hacer hormas que favorezcan. Mis colecciones se nota que están hechas por la misma persona, pero hay variedad de hormas, colores y materiales. Mi idea es hacer una muestra de diferentes posibilidades para que haya oferta. No pretendo que prime mi estilo, pretendo que haya exclusividad y hacer sentir a la clienta única.

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Y para que la gente sepa que no todo puede ser handmade, ahora entramos en la técnica, ¿eres de horma de madera, de tela y de plancha?, ¿cómo es tu proceso productivo a grandes rasgos?

Depende del tocado, no todos requieren horma, por ejemplo, ahora se llevan mucho las coronas o tiaras en las que se usa otra técnica. En cuanto a la horma, tengo que decir que me encanta el trabajo clásico del sombrerero. Si hablamos de un tocado básico, que pueda tener una sola pieza, como puede ser un ala, o dos piezas, que puede ser una pamela, que se compone de copa y ala; lo primero es tintar al tono, me gusta sacarlo, para ello tienes que saber la técnica de tintado o te ves obligado a usar los que te propone el proveedor. Además, es divertidísimo, te ves como el científico loco, mezclando hasta que sale. Y cuando lo consigues es la sensación de ¡he clavado el tono! –indiscutiblemente Fuen Viudes siente pasión por su trabajo- Después se coloca el material en la horma y se comienza con el planchado y remates, que casi siempre los hago a mano porque hace el pespunte invisible. Tiene su trabajo, pero se disfruta mucho.

Hablado de colecciones de verano y de invierno, si tuvieras que elegir un material de los muchos que hay, guntal, sinamay, hasta un tocado en piel que hiciste que me encanta, ¿cuál elegirías para cada estación?

Me gusta más el invierno que el verano, da más juego en el outfit completo, es una estación mucho más elegante. Para invierno me decanto por el fieltro combinado con pelo natural. Para primavera el material clásico por excelencia es el sinamay, que es una fibra natural, y también el parasisal, que tiene una trama en espiguilla y admite muy bien el tinte. Y en decoración, en primavera me gustan las plumas, otro clásico. Aunque también me gustan mucho las flores preservadas. Pero la pluma da mucho juego.

¿La flor preservada es natural?

Sí, es flor liofilizada, es un proceso complejo en el que la flor se congela. Las sombrereras tenemos proveedores porque no disponemos de la maquinaria. Duran eternamente y se pueden tintar. Yo trabajo mucho con la hortensia, mi flor favorita; también la gipsófila, espigas de trigo… Tengo una corona hecha íntegramente de flor preservada, que aporta mucha frescura y naturalidad y al mismo tiempo es eterna.

Tras la decadencia de la sombrerería en España en los ´70, al menos en su uso diario, ¿crees que la gente se atreve más a llevar prendas de cabeza o han quedado relegadas a los grandes acontecimientos?

Los sombreros siguen estando un poco olvidados para el uso diario, que es una pena, pero nos sigue costando y más en Murcia, donde te pones un sombrero y te miran. Sombreros de lo más normal, un borsalino o un fedora en invierno, y eso hay que vencerlo. O un floppy para bajar a la playa, quizás en verano está más integrado el uso del sombrero para protegernos del sol. Pero en invierno sigue llamando la atención el uso del sombrero y es una pena, tenemos que luchar contra ello.

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Tu faceta que más me gusta es que usas el llamado “textil histórico”, como los velos de los ’60, ¿qué más elementos de este tipo usas y dónde los adquieres?

Este material es mi fetiche, los velos los descubrí por azar, en un sitio que no revelo nunca porque llevar estos velos es llevar algo irrepetible. Son velos de seda españoles que suministraba una familia de tradición sombrerera de finales del siglo XIX, y aún venden los velos que les quedan. El día que se acaben ya no hay más. Voy una vez al año y compro hasta donde me llega el presupuesto. Cada vez que pongo ese velo en un tocado, la clienta se está llevando algo que es impagable, porque ya no se fabrica. Además, son de seda, con un movimiento maravilloso, no como los de ahora que son sintéticos.
Con los elementos decorativos, cada vez que voy de viaje, tengo deformación profesional, necesito unas horas para escaparme y ver cosas. Hay sitios que se prestan a encontrar abalorios, que aunque no sean de sombrerería… puedes dar con botones antiguos de latón, y los compras. Me pasó una vez en una mercería de Budapest, que tenía cosas antiquísimas, que tienen la magia de no saber de dónde proceden. Cada vez que visito Londres voy a una tienda, que descubrí gracias a mi maestra de Saint Martins, y la primera vez pensé: ¡aquí me van a quitar los órganos!, porque empiezas a bajar sótanos y de repente dices ¡oh Dios mío!, era un sitio verdaderamente cutre, pero lleno de cajas con piezas maravillosas. Ahora en junio voy a compara material.

Entremos en el apartado bodas. Lo último que he visto tuyo, en marzo, fue un tocado de perlas para Marta Ros en su enlace con Javier C. Fernandez-Delgado. Era una prolongación del diseño del vestido, bordado en perlas. ¿Crees que la prenda de cabeza de la novia debe mimetizarse y no acaparar protagonismo?

Las invitadas usamos cortes sencillos y telas buenas en los vestidos, pero cargamos las tintas en los tocados. La novia debe volcarse en el vestido, pero debe llevar la cabeza vestida. El tocado de novia debe integrarse en el vestido y nunca al revés. Es indiscutible, el tocado no puede competir con el vestido de novia.
Y como me recordabas, también usé esta táctica para el tocado de Bea Espín, que llevaba un vestido de Carolina Herrera para una boda, y era estampado en estrellas de mar, para una boda de noche. No pude entrar a competir, pero sí hacer un guiño. Decidí usar estrellas de mar auténticas y tintarlas en los tonos del vestido.

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Veo en tu colección el mismo peso entre sombreros y tocados, lo cual no es común, últimamente priman los segundos. Aquí he visto boinas, pillbox, floppys. Saturado de los tocados handmade que siempre terminan con anillos galácticos, que casi salen disparados de la cabeza de las señoras, más cercanos a las fallas que a una prenda de cabeza, ¿te decantas más por el sombrero o por el tocado?

A mí se me ve el plumero, siempre planteo las hormas en las que creo. No soy de término medio, me gusta o un sombrero o un maxiformato, es decir, un “pamelón”, que siempre que no sean muy clásicas quedan muy bien. Tengo unas de horma muy grande con copa de sombrero fedora, que tienen mucho estilo. Yo soy de sombrero, me gustan las prendas encajadas en la cabeza.

En tu colección del pasado verano, “Spring’14”, he visto mucha pamela de paja adornada, pero este año veo más canotier, que me recuerdan a los “ricarditos” de los años ’30, que se vendían en el Bazar Murciano y en la sombrerería decimonónica Belmar, claro. ¿Crees que el canotier es una moda pasajera o ha venido para quedarse?

Creo que el canotier es pasajero, como todo. En Moda la tendencia es cíclica, y vuelve. La historia de este sombrero es muy bonita, aparece en las clases sencillas para después usarse por las clases altas, pasó de ser un sombrero de trabajo a ser tendencia. Y décadas después lo hemos incorporado al outfit de moda. El canotier pasará, en Murcia incorporamos la moda entre uno o dos años después de que aparezca, pasó ya con las coronas de flores. Yo empecé a proponerlas desde el principio, hace cuatro años, y fue en 2014 cuando las clientas se han atrevido. Este año, parece que se ve algún canotier, pero la tendencia lleva al menos tres años. La chistera, llevo tres años proponiéndola y seguramente el año que viene alguna clienta se atreva. Necesitamos ver la moda antes en otros, aunque nos guste, para sentirnos seguros. Es muy lícito, y solemos funcionar así, especialmente en Murcia.

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¿Para cuándo una colección de caballero, que te pueda comprar un fedora, un homburg o un panamá para el verano?

De verdad, quiero empezar con línea de caballero. Bromeo con la línea de tocados para caballero, porque es utópico, pero sí me gustaría hacer una línea de hormas de diario para hombre, ¡me encantaría! Me ronda la cabeza desde el año pasado. En H&M un sombrero te cuesta 19 euros, evidentemente están hechos en serie y no tiene magia alguna. Pero como el sombrero de diario tampoco se viste tanto, hay clientes que me dicen que compran sombreros, pero que después no se los ponen. No nos cuesta trabajo gastar ese poco dinero en un sombrero, que quizás ni nos pongamos, pero valorar el sombrero hecho a mano, con lo elevado del precio cuesta más. En cambio, un tocado sí se valora. La cuestión del precio pesa en los sombreros, hay que tener en cuenta que el fieltro, que es la base. Puede ir desde el más ramplón, que es lana humedecida y prensada, hasta el de pelo natural de conejo. Uno es normal, y el otro tiene acabado de terciopelo, es diferente.

¿Qué nuevos proyectos tiene en mente?

Ahora mismo me toca trabajar, este año no he participado en la Murcia Fashion Week, no puedo estar en todo. He hecho un precioso evento en Cartagena de la mano de Sara y Olga Moya. Esto surgió porque tengo muchas clientas de esta ciudad. Y he presentado mi colección allí. Me gusta presentar en lugares como el Real Casino de Murcia, mi estética es muy “mariantonietesca”, he visto todas las películas y he leído mucho sobre María Antonieta. Ahora es una época muy fuerte de trabajo, atendiendo encargos.

¿Cómo recibiste tu aparición en Expansión, diario económico, como ejemplo de start up?

Aún no me lo creo, es una de esas coincidencias maravillosas que surgen, me sentí muy alagada. Estoy súper ilusionada. Recibí la llamada de Arantxa, la redactora, y vivirlo todo con tanta naturalidad, yo que no había tenido ningún impacto a nivel nacional. Me siento muy agradecida, ya que las start up parece que se restringen sólo a las empresas con componente tecnológico y mi trabajo es la antítesis de esto.

Entrevista: Francisco Javier Nieto

Fotografía: Elena Merino

Lugar: atelier Fuen Viudes

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Sobre el autor

Murciano del barrio de San Antón, soy Licenciado en Periodismo y Master en Radio. En el ecuador de mi treintena he trabajado en Onda Cero Murcia y Madrid, Onda Madrid, y los últimos años los he dedicado a la Gestión Cultural; soy medio Licenciado en Derecho, como muchos; y fui pianista en mis tiempos mozos, algo queda, al menos el gusto por la buena música. Pero sobre todo, soy amante de mi tierra, de su Historia, de su presente y su futuro.

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